La displasia de cadera (DDC) es una patología que evoluciona con el tiempo y se produce durante la gestación. La cadera puede haberse formado bien durante las primeras semanas de embarazo, sin embargo durante su desarrollo puede fallar en su proceso de maduración y forma, ocasionando la DDC.

Los factores de riesgo a tomar en cuenta

Los más importantes son tres: que sea un bebé podálico, es decir que el bebé nazca de nalgas, ser de sexo femenino y tener antecedentes familiares de displasia de cadera. Reuniendo estos tres factores es necesario hacer un descarte lo más pronto posible. Preferiblemente en las primeras seis semanas de vida.

En todo bebe con factores de riesgo es necesario realizar una ecografía. Por otro lado, a todos los bebés que estén en el quinto mes de nacidos, tengan o no los factores descritos anteriormente, se les recomienda hacerles una radiografía de caderas con el fin de que ninguna displasia pase desapercibida. Esta es una práctica muy eficiente que ha disminuido la evolución de la luxación de caderas en todo el mundo.

Si el bebé ya fue diagnosticado ¿qué tratamiento debe seguir?

Si una cadera está dislocada, debe implementarse de inmediato el tratamiento en los primeros seis meses de vida. En esos casos se recomienda el uso del arnés de Pavlik. En otras ocasiones puede requerirse la colocación de un yeso que mantenga las caderas en su sitio y a su vez puede acompañarse de algún procedimiento quirúrgico.

A los bebés que presentan displasia pura del acetábulo pero tienen la cabeza femoral en su lugar, sin inestabilidad, con las caderas bien cubiertas y centradas, estaría bien indicarles el uso nocturno de una férula de abducción (con las piernas abiertas).

Si un bebé tiene más de un año y presenta la cadera luxada, tendrá que pasar por una cirugía para que la cadera sea colocada en su lugar. El tipo y extensión del procedimiento dependerá de la condición de cada paciente. Por ello es recomendable que sea discutido ampliamente entre mamá, papá, o responsables del bebé, junto al médico tratante.

En otras ocasiones hay que realizar cirugías para llevar la cabeza del fémur a su lugar y hacer que se mantenga en esa posición, por lo que será necesario un procedimiento dentro de la cadera o en la pelvis o en el acetábulo (en ocasiones todo junto). Todo ello dependerá de las características de la luxación, así como la edad del paciente.

Es importante recalcar que hasta los 18 meses de edad hay un gran potencial de corregir la displasia del acetábulo. Por eso es muy importante hacer un diagnóstico a temprana edad. Cuanto antes se inicie el tratamiento, el porcentaje de éxito será mayor.